Aquí, sus ojos le confirmarán que está ante una maravilla. Un paisaje marítimo único, mareas récord y colores que cambian con las horas… La belleza de este entorno natural, moldeado durante miles de años por las idas y venidas del Canal de la Mancha, vale todo el oro del mundo. La bahía del Mont-Saint-Michel, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es un lugar superlativo. Empezando por sus mareas, las mayores de Europa: ¡hasta 13 metros de amplitud! Una vez que haya puesto los pies en las botas, salga a explorar la zona. Descubra la bahía con un guía o camine por las esponjosas orillas y los pastizales donde pastan las ovejas. Entre las luces cambiantes, la vista del Monte Saint-Michel y las conchas yodadas que duermen a sus pies, ¡se sorprenderá! Esta zona preservada también está bordeada por el sendero GR34® para los amantes del senderismo. Aproveche para seguir la ruta des Moulins o escaparse y visitar el telégrafo de Chappe. Esta bahía es una mina de oro para los amantes de la naturaleza.
El rey del viento
Se hace a la mar
Empuja, sopla, inspira, da energía… pero nunca lo verás porque este tesoro es invisible.El viento da toda su majestuosidad a la bahía del Mont-Saint-Michel, modela los paisajes y acompaña a los hombres desde tiempos inmemoriales. Es el pintor que crea luces increíbles y cambiantes haciendo que las nubes se muevan, y sobre todo, es una fuerza de propulsión natural y libre para divertirse en libertad. En las playas de Cherrueix y Hirel, aproveche su vigor para deslizarse por las inmensas playas a bordo de su yate de arena; dos lugares de ensueño para esta actividad. Si prefiere deslizarse por el mar, también está en el lugar adecuado. La bahía es el terreno de juego ideal para todos los deportes acuáticos. Con vela: catamarán, windsurf, kitesurf… Respira y déjate llevar por los vientos.